Esta
historia es ajena y propia, pertenece a mi hermana de 17 años, Danelys María, y
muestra lo que viven los cubanos que luchan por sus sueños…
Salí
a las 5:00 a.m., llevaba agua, galleticas, yogurt, refresco, jugo energizante,
la Biblia y el cepillo de dientes por si acaso. Había caminado más de una hora
cuando me encontré con una calle en forma de cuchilla, de un lado queda la
oficina de México y del otro, la de USA. Tuve que hacer tremenda cola, y como a
las siete de la mañana entré a la oficina.
Me
esposaron y llevaron caminando para un lugar donde habían más personas que
pasaron la noche allí. Me quitaron todo, cachearon y sentaron en un banco metálico
súper frío con un grillete en un pie, como si me fuera a ir. Yo quería estar ahí.
En ese lugar estuve hasta las 12:25 p.m., todo el tiempo sin comer. Luego me
trasladaron a la prisión en una camionetica con cámara de seguridad, junto a
otra cubana y una mexicana, quien nos dijo que allí se estaban cinco días y
hasta más.
Nos
tuvieron en un lugar como el de la serie española Vis a Vis donde se ponen a
ver TV, así mismo, con una pared que no llegaba hasta el techo para dividir a los
hombres de las mujeres. Una china embarazada y nosotras fuimos las últimas en
ir para la celda, no sé qué hora sería. Yo me imaginaba una celda para cuatro o
seis personas con literas, nada de eso, era una celda pequeña con tres tasas y
tres lavamanos. Cuando entré habían unas 30 mujeres tiradas en el piso durmiendo,
no teníamos espacio para meternos y a la otra cubana y a mí nos tocó la entrada
del baño, una africana me hizo lugar y empezó a conversar conmigo y a
tranquilizarme, hablamos en inglés. Había chicas de toda América, Ucrania, África
y de países árabes.
La
cena fue un pan con algo que no pude reconocer el sabor, estaba muyyyyy malo y tenía
hambre, pero lo dejé. Sacaron a cuatro chicas y pude acomodarme entre una de
Ucrania y una de Haití. La haitiana me pasaba la mano y decía que no me preocupara,
me trenzó el cabello. A las 8:00p.m. nos sacaron, iban a limpiar la celda,
después para adentro. A la 1:00a.m. era obligatorio bañarse, los baños con cámara
de seguridad, la ducha me dejó sin sueño. Nos dieron una colcha superfina llena de
polvo.
Al
día siguiente nos llevaron a desayunar cereales, lo único que comí hasta ese
momento, me sentía débil. Tenía un dolor de cabeza horrible, los labios se me
deshidrataron y partieron con tanto tiempo sin tomar agua. El trato no estaba
tan mal, el último día el cuidador fue un muchacho joven de lo más agradable y
con buen carácter. Me entristecía pensar que mi familia estaría desesperada,
sin saber de mí.
El
lunes como a las tres de la tarde me llevaron a la entrevista, cuando el hombre
me preguntó la edad y con quién andaba, me dijo que no me podía quedar, que me
iban a regresar a Cuba, me cagué. Le expliqué que alguien podía irme a buscar y
se responsabilizaba conmigo. La entrevista fue súper rápida, solo preguntaron
por mis padres. Cuando salí de la cárcel pregunté la hora y era mediodía, para
mí eran como las cuatro de la tarde.
Y
sí, lo volvería a hacer, aquí tengo un futuro aunque deba estar lejos de todos…
Danelys María Rodríguez Puzo
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