sábado, 10 de septiembre de 2016

Travesía México-USA: en busca del sueño americano

Esta historia es ajena y propia, pertenece a mi hermana de 17 años, Danelys María, y muestra lo que viven los cubanos que luchan por sus sueños…
Salí a las 5:00 a.m., llevaba agua, galleticas, yogurt, refresco, jugo energizante, la Biblia y el cepillo de dientes por si acaso. Había caminado más de una hora cuando me encontré con una calle en forma de cuchilla, de un lado queda la oficina de México y del otro, la de USA. Tuve que hacer tremenda cola, y como a las siete de la mañana entré a la oficina.

Me esposaron y llevaron caminando para un lugar donde habían más personas que pasaron la noche allí. Me quitaron todo, cachearon y sentaron en un banco metálico súper frío con un grillete en un pie, como si me fuera a ir. Yo quería estar ahí. En ese lugar estuve hasta las 12:25 p.m., todo el tiempo sin comer. Luego me trasladaron a la prisión en una camionetica con cámara de seguridad, junto a otra cubana y una mexicana, quien nos dijo que allí se estaban cinco días y hasta más.
Nos tuvieron en un lugar como el de la serie española Vis a Vis donde se ponen a ver TV, así mismo, con una pared que no llegaba hasta el techo para dividir a los hombres de las mujeres. Una china embarazada y nosotras fuimos las últimas en ir para la celda, no sé qué hora sería. Yo me imaginaba una celda para cuatro o seis personas con literas, nada de eso, era una celda pequeña con tres tasas y tres lavamanos. Cuando entré habían unas 30 mujeres tiradas en el piso durmiendo, no teníamos espacio para meternos y a la otra cubana y a mí nos tocó la entrada del baño, una africana me hizo lugar y empezó a conversar conmigo y a tranquilizarme, hablamos en inglés. Había chicas de toda América, Ucrania, África y de países árabes.
La cena fue un pan con algo que no pude reconocer el sabor, estaba muyyyyy malo y tenía hambre, pero lo dejé. Sacaron a cuatro chicas y pude acomodarme entre una de Ucrania y una de Haití. La haitiana me pasaba la mano y decía que no me preocupara, me trenzó el cabello. A las 8:00p.m. nos sacaron, iban a limpiar la celda, después para adentro. A la 1:00a.m. era obligatorio bañarse, los baños con cámara de seguridad, la ducha me dejó sin sueño. Nos dieron una colcha superfina llena de polvo.
Al día siguiente nos llevaron a desayunar cereales, lo único que comí hasta ese momento, me sentía débil. Tenía un dolor de cabeza horrible, los labios se me deshidrataron y partieron con tanto tiempo sin tomar agua. El trato no estaba tan mal, el último día el cuidador fue un muchacho joven de lo más agradable y con buen carácter. Me entristecía pensar que mi familia estaría desesperada, sin saber de mí.
El lunes como a las tres de la tarde me llevaron a la entrevista, cuando el hombre me preguntó la edad y con quién andaba, me dijo que no me podía quedar, que me iban a regresar a Cuba, me cagué. Le expliqué que alguien podía irme a buscar y se responsabilizaba conmigo. La entrevista fue súper rápida, solo preguntaron por mis padres. Cuando salí de la cárcel pregunté la hora y era mediodía, para mí eran como las cuatro de la tarde.
Y sí, lo volvería a hacer, aquí tengo un futuro aunque deba estar lejos de todos…

Danelys María Rodríguez Puzo

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