“Me
van a decir que no, que no puedo viajar al extranjero”, pensé, y la idea fue
una verdad irrefutable en mi cabeza. Visualicé a los jefes santiagueros del
Departamento Ideológico del Partido persiguiéndome por todo el Aeropuerto Internacional José Martí. Yo trabajaba en el periódico Sierra Maestra, órgano oficial del PCC…
Lograba
pasar Migración y subirme a la aeronave, pero ellos seguían ahí gritando
“Deténganla, no queremos que se nos vayan los jóvenes, el capitalismo les
lavará el cerebro”. Para mi desgracia llegaban a la pista de aterrizaje,
evitaban que el avión despegara y me bajaban a la fuerza. Toda esta película
estuvo dando vueltas en mi cabeza hasta que el vuelo de Copa Airlines
aterrizó en Quito el pasado 8 de julio conmigo felizmente dentro.
Hoy
ya sé que existe en Cuba una Ley Migratoria, gracias a la cual si los
directivos de los centros laborales lo estiman conveniente pueden autorizar a
sus subordinados a un mes de vacaciones y dos meses de licencia sin sueldo para
viajes al exterior. Por supuesto, siempre hay sus excepciones: una prima
psicóloga trabajaba en la Empresa Eléctrica y pidió permiso para participar en
un evento de su gremio en Angola, la Ministra de aquel entonces debía liberarla
personalmente, y consideró que si mi prima dejaba de aplicar tests
psicométricos a los linieros, colapsaría la industria básica.
Mi
teoría cubana de la persecución existe y tiene un trasfondo histórico innegable
que confirma su puesta en práctica, recordemos las Brigadas de RespuestaRápida, los actos de repudio, los huevos lanzados, los golpes, los despidos de
los trabajos, las amonestaciones públicas y otras bajezas que les han hecho a
las personas que desean salir del sistema revolucionario.
Recién
una chica me compartió la vivencia de su hermana, médico santiaguera que
enviaron a cumplir misión en Venezuela. La joven doctora cometió el error de
comentarle a alguien que tenía la intención de desertar y seguir rumbo a
Estados Unidos. Ese alguien la delató a las autoridades y la encerraron durante
cuatro días en una celda oscura que solo tenía una taza sanitaria, abrían la
puerta y le lanzaban las comidas. Al quinto día la sacaron de su prisión, le
permitieron bañarse y la llevaron al aeropuerto, regresaba a la isla. En un
despiste de sus captores, la chica salió corriendo y pidiendo ayuda por toda la
instalación. Hoy está en Colombia.
¿Qué
me dicen, es cierta o no la teoría cubana de la persecución?
María
de las Mercedes Rodríguez Puzo
Claro que si es verdad, yo lo viví y si hubiera regresado la hubiera pasado mal
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