martes, 2 de febrero de 2016

Se puede, gente, se puede. Una mirada al matrimonio unitario

"No hay unión más profunda que el matrimonio, pues esta encarna en sí misma los más altos ideales de amor, fidelidad, devoción, sacrificio y familia. Cuando se forma una unión matrimonial, dos personas vienen a ser algo más de lo que eran individualmente.
“Como algunos de los peticionarios de este caso han demostrado, el matrimonio encarna un amor que trasciende aun la muerte. Sería ingenuo decir que estos hombres y estas mujeres no respetan la idea del matrimonio. Su declaración es que ellos y ellas respetan esta idea, la respetan tan profundamente que buscan su realización para ellos mismos y ellas mismas. Su esperanza es no tener que ser condenados y condenadas a vivir una vida de soledad, excluidos y excluidas de una de las instituciones más antiguas de la humanidad. Lo que buscan es igual dignidad frente a los ojos de la Ley. La Constitución les garantiza ese derecho."
Juez Anthony Kennedy, 26 de junio de 2015. 
Mi amigo Manny me tradujo las palabras del juez conservador de la Corte Suprema de Justicia Norteamericana que llevó a una mayoría de 5-4 a favor de aprobar y reconocer el matrimonio unitario en el país. Lejos de ensalzar a este gobierno y su sistema legal, les comparto dos historias cercanas que dan fe de cómo el amor triunfa más allá de los cuentos.
“En una ocasión, veo un muchacho entrar en el club... estaba vestido con una camisa azul, sus pantalones de mezclilla azules y unas zapatillas azules. Me impresionó su físico,  también me gustó cómo pudo verse bien vistiendo todo de un solo color. Era bajito, fortachudo (se notaba que iba al gimnasio), tenía una mirada penetrante, era serio y sus rasgos eran evidentemente indígenas. Desde ese momento quedé prendido. Seguí yendo a la barra casi todos los domingos solo para ver si el aparecía.
“Un día 2 de enero, el muchacho entra con sus amistades y le digo a uno de mis amigos: "Oye, tengo un 'crush' con ese muchacho!" Mi amigo me dice que él lo conoce y que si quiero que me lo presente. Yo le digo que no, porque el muchacho está BIEN fuera de mi liga, como decimos en Puerto Rico. Pues, sin que yo lo supiera, mi amigo se dirigió a él  y le dijo algo. En un momento en que yo estaba jugando en mi celular, veo que alguien se para frente a mí. ¡Era el muchacho que me gustaba! Me temblaron las rodillas y no sabía ni donde estaba. Empezamos a conversar...De eso hace cinco años.
“Hace ya casi tres años nos casamos en Seattle, Washington, el día 25 de mayo de 2013, sin la presencia de mis familiares consanguíneos. La ceremonia se hizo en la iglesia Bautista que yo pastoreaba y la condujo una amiga ministra de la Iglesia Unida de Cristo (la prima denominación en EEUU en reconocer el derecho al matrimonio en los años 70.) Decidimos usar nuestras camisas tradicionales: guayaberas.
“En ese momento el estado permitía los matrimonios igualitarios, pero no eran reconocidos a nivel federal. Yo estuve bien involucrado en la legislación para el matrimonio igualitario en el estado, y fui uno de los que dio discurso cuando la ley fue aprobada por una mayoría de más de 60% de los votantes. Mas a nivel federal no había forma de que pasara a legislación... Unas parejas habían demandado al gobierno federal para que reconociera sus matrimonios, pero llevaban años en eso y nadie sabía si la Corte Suprema de Justicia escucharía los argumentos. Cuando la Corte decidió escuchar el caso, nadie sabía si se ganaría o no. La composición de la Corte es de cuatro jueces liberales, cuatro jueces conservadores y un juez moderado. De verdad que podía suceder cualquier cosa. 
“El día que la decisión iba a ser anunciada todo el país estaba en vela. Eran como las 10:30 am en la costa este (las 7:30 am en la costa oeste) cuando dieron el anuncio, comencé a llorar y desperté a Ferneli. ¡No lo podíamos creer! La decisión de la Corte Suprema de Justicia quizo decir - para mi familia- que yo, como ciudadano estadounidense, podía peticionar para que se le ofreciera le residencia permanente a mi esposo, ciudadano mexicano y quien hasta ese momento vivía sin documentación propia para trabajar y vivir legalmente en EEUU. Gracias a esa decisión pudimos tener nuestro matrimonio reconocido a nivel federal - lo que incluye los cincuenta estados así como las "posesiones" (colonias) de Guam, Islas Vírgenes, Samoa y Puerto Rico.”  Manny y Ferneli 

“Carolina y yo nos conocimos en agosto de 2012. Yo era estudiante de intercambio en su universidad, ella parte de un grupo que se llama "estudiantes de apoyo", donde alumnos dominicanos ayudan a los estudiantes extranjeros a acostumbrarse al nuevo país y su cultura. Nos hicimos amigas, pero después de unas semanas empezamos a sentir algo más que amistad entre nosotras. Un día estábamos viendo una película en su casa y fue cuando nos besamos por primera vez. Desde entonces empezamos una relación romántica.

“Yo quería quedarme un semestre más en el país, pero tuve que regresar a EE.UU. para terminar mi título, ocurrió en enero de 2013 y empezamos una relación de larga distancia. Yo iba cada tres o cuatro meses a verla. En mayo de 2015 me mudé a Santiago, luego, en noviembre de decidí regresar a EE.UU. por un rato para terminar algunas cosas de mi carrera y estar con mi familia. Carolina fue conmigo por dos semanas, durante el período ella pidió las bendiciones de mi hermana y mi mamá para proponerme matrimonio. Nos comprometimos en diciembre y nos casamos el 15 de enero de 2016. Este será nuestro primer año de casadas, aunque llevamos casi cuatro juntas.”  Rachel y Carolina

En Cuba se habla mucho de derechos: a la educación, salud y cultura gratuitas, al trabajo, al respeto de los derechos sexuales y reproductivos. Sin embargo, pensar en el reconocimiento legal de la unión entre personas del mismo sexo resulta casi una idea lejana para quienes lo vislumbramos como una manifestación de libertad y autorrealización.
“La sociedad cubana aún no está preparada para asimilarlo”, es la respuesta dada, a pesar de que los medios alternativos alzan su voz por este derecho y el Centro Nacional de Educación Sexual ha presentado la propuesta a las instancias gubernamentales. Cuando escucho las historias de Rae y Carolina, y de Ferneli y Manny me lleno de esperanza y empiezo a creer que sí se puede, todo está en luchar por los derechos ciudadanos y seguir amando.
                                                             María de las Mercedes Rodríguez Puzo 

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