“Como algunos de los peticionarios de
este caso han demostrado, el matrimonio encarna un amor que trasciende aun la
muerte. Sería ingenuo decir que estos hombres y estas mujeres no respetan la idea
del matrimonio. Su declaración es que ellos y ellas respetan esta idea, la
respetan tan profundamente que buscan su realización para ellos mismos y ellas
mismas. Su esperanza es no tener que ser condenados y condenadas a vivir una
vida de soledad, excluidos y excluidas de una de las instituciones más antiguas
de la humanidad. Lo que buscan es igual dignidad frente a los ojos de la Ley. La Constitución les
garantiza ese derecho."
Juez Anthony Kennedy, 26 de junio de
2015.
Mi amigo
Manny me tradujo las palabras del juez conservador de la Corte Suprema de
Justicia Norteamericana que llevó a una mayoría de 5-4 a favor de aprobar y
reconocer el matrimonio unitario en el país. Lejos de ensalzar a este gobierno
y su sistema legal, les comparto dos historias cercanas que dan fe
de cómo el amor triunfa más allá de los cuentos.
“En una ocasión, veo un muchacho entrar
en el club... estaba vestido con una camisa azul, sus pantalones de mezclilla
azules y unas zapatillas azules. Me impresionó su físico,
también me gustó cómo pudo verse bien vistiendo todo de un solo color. Era
bajito, fortachudo (se notaba que iba al gimnasio), tenía una mirada
penetrante, era serio y sus rasgos eran evidentemente indígenas. Desde ese
momento quedé prendido. Seguí yendo a la barra casi todos los domingos solo
para ver si el aparecía.
“Un día 2 de enero, el muchacho entra
con sus amistades y le digo a uno de mis amigos: "Oye, tengo un 'crush'
con ese muchacho!" Mi amigo me dice que él lo conoce y que si quiero que
me lo presente. Yo le digo que no, porque el muchacho está BIEN fuera de mi
liga, como decimos en Puerto Rico. Pues, sin que yo lo supiera, mi amigo se
dirigió a él y le dijo algo. En un momento en que yo estaba jugando en mi
celular, veo que alguien se para frente a mí. ¡Era el muchacho que me gustaba!
Me temblaron las rodillas y no sabía ni donde estaba. Empezamos a conversar...De eso hace cinco años.
“Hace ya casi tres años nos casamos en
Seattle, Washington, el día 25 de mayo de 2013, sin la presencia de mis
familiares consanguíneos. La ceremonia se hizo en la iglesia Bautista que yo
pastoreaba y la condujo una amiga ministra de la Iglesia Unida de
Cristo (la prima denominación en EEUU en reconocer el derecho al matrimonio en
los años 70.) Decidimos usar nuestras camisas tradicionales: guayaberas.
“En ese momento el estado permitía los
matrimonios igualitarios, pero no eran reconocidos a nivel federal. Yo estuve
bien involucrado en la legislación para el matrimonio igualitario en el estado,
y fui uno de los que dio discurso cuando la ley fue aprobada por una mayoría de
más de 60% de los votantes. Mas a nivel federal no había forma de que pasara
a legislación... Unas parejas habían demandado al gobierno federal para que
reconociera sus matrimonios, pero llevaban años en eso y nadie sabía si la Corte Suprema de
Justicia escucharía los argumentos. Cuando la Corte decidió escuchar el caso, nadie sabía si se
ganaría o no. La composición de la
Corte es de cuatro jueces liberales, cuatro jueces
conservadores y un juez moderado. De verdad que podía suceder cualquier
cosa.
“El día que la decisión iba a ser
anunciada todo el país estaba en vela. Eran como las 10:30 am en la costa este
(las 7:30 am en la costa oeste) cuando dieron el anuncio, comencé a llorar y
desperté a Ferneli. ¡No lo podíamos creer! La decisión de la Corte Suprema de
Justicia quizo decir - para mi familia- que yo, como ciudadano estadounidense,
podía peticionar para que se le ofreciera le residencia permanente a mi esposo, ciudadano mexicano y quien hasta ese momento vivía sin documentación
propia para trabajar y vivir legalmente en EEUU. Gracias a esa decisión pudimos
tener nuestro matrimonio reconocido a nivel federal - lo que incluye los
cincuenta estados así como las "posesiones" (colonias) de Guam, Islas
Vírgenes, Samoa y Puerto Rico.” Manny
y Ferneli
“Carolina y yo nos conocimos en agosto de 2012. Yo era estudiante de intercambio en su universidad, ella parte de un grupo que se llama "estudiantes de apoyo", donde alumnos dominicanos ayudan a los estudiantes extranjeros a acostumbrarse al nuevo país y su cultura. Nos hicimos amigas, pero después de unas semanas empezamos a sentir algo más que amistad entre nosotras. Un día estábamos viendo una película en su casa y fue cuando nos besamos por primera vez. Desde entonces empezamos una relación romántica.
“Yo quería quedarme un semestre más en el país, pero tuve que regresar a EE.UU. para terminar mi título, ocurrió en enero de 2013 y empezamos una relación de larga distancia. Yo iba cada tres o cuatro meses a verla. En mayo de 2015 me mudé a Santiago, luego, en noviembre de decidí regresar a EE.UU. por un rato para terminar algunas cosas de mi carrera y estar con mi familia. Carolina fue conmigo por dos semanas, durante el período ella pidió las bendiciones de mi hermana y mi mamá para proponerme matrimonio. Nos comprometimos en diciembre y nos casamos el 15 de enero de 2016. Este será nuestro primer año de casadas, aunque llevamos casi cuatro juntas.” Rachel y Carolina
En Cuba se habla mucho de derechos: a la educación, salud y cultura gratuitas,
al trabajo, al respeto de los derechos sexuales y reproductivos. Sin embargo, pensar
en el reconocimiento legal de la unión entre personas del mismo sexo resulta
casi una idea lejana para quienes lo vislumbramos como una manifestación de
libertad y autorrealización.
“La sociedad cubana aún no está preparada para asimilarlo”,
es la respuesta dada, a pesar de que los medios alternativos alzan su voz por
este derecho y el Centro Nacional de Educación Sexual ha presentado la propuesta
a las instancias gubernamentales. Cuando escucho las historias de Rae y Carolina, y de Ferneli
y Manny me lleno de esperanza y empiezo a creer que sí se puede, todo está en luchar por
los derechos ciudadanos y seguir amando.
María de las Mercedes Rodríguez Puzo
María de las Mercedes Rodríguez Puzo
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