Hace casi seis años llegó una tradición a Santiago de Cuba
para despedir el año, la salida de la conga gigante denominada La Invasión, como exponente
vivo de la cultura popular. Este 26 de diciembre volvió a desfilar por las
calles de la urbe.
A su llegada a la provincia, el Primer Secretario del Partido, Lázaro Expósito Canto, tuvo la iniciativa de crear un desfile folklórico y diverso que celebrase el cierre de cada ciclo. Desde entonces la peregrinación nace en Martí y Moncada, y visita todos los focos culturales. Los Muñequitos de Martí se le unen en las cercanías de los 18 Plantas de Garzón. La multitud luego se adueña de la céntrica calle Aguilera, detiene el tránsito, arma bullicio.
Por doquiera que pasa La Invasión las personas se acercan a ver, en las
azoteas, balcones, esquinas y puertas está el público expectante. Muchos se
suman, otros se limitan a mover los pies en su pedacito. Miembros de las
congas Los Hoyos, El Guayabito, San Agustín, Paso Franco y Alto Pino se unen al jolgorio.
Risas, gritos, de vez en cuando una disputa, toda una fiesta
popular. Hay quien decide disfrazarse, aparecen pues calaveras, payasos, santos
de las religiones de sustrato africano; no faltan transformistas y chivadores.
Los participantes piden aché, prosperidad, salud, felicidad
para Cuba y que se cumplan los deseos. A ritmo de corneta china y tambores
arrollan gritando las frases del momento, a veces relacionadas con las novelas
brasileña y nacional, en ocasiones son consignas jaraneras.
No faltan la Policía Nacional Revolucionaria, Las Avispas Negras, los Bomberos, y ahora pasa un carrito repartiendo agua clorada y potable, hay que evitar epidemias.
Siempre me ha llamado la atención el vaho que emana la multitud, una mezcla de sudor, bajos olores y carencia de desodorante. Al parecer este diciembre las tiendas recaudadoras de divisa están bien abastecidas del preciado producto, apenas llegó a mi terraza -desde allí disfruto la fiesta- el insoportable efluvio.
Los días 24 y 29 de junio acontece La Invasión tradicional y
más conocida, rindiendo tributo a los
santos católicos San Juan y San Pedro respectivamente; se realiza para dar
la bienvenida al carnaval santiaguero, que tiene lugar en julio.
María de las Mercedes
Rodríguez Puzo
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