Llegué con mi familia al Parque Céspedes sobre las
10:15p.m., lo hallé atiborrado de personas. Turistas y locales se mezclaban en
la enorme plazoleta. Familias, parejas, grupos de amigos, todos sonrientes,
compartiendo, felicitándose y deseándose cosas buenas.
A los alrededores de la más longeva de nuestras plazas,
había varias carpas, ofertaban vinos, cervezas, refrescos, panes, paquetes con
uvas, bombones y demás golosinas.
Doce en punto: Hermosa en sus tres colores, comenzó a
elevarse, la observábamos ansiosos mientras entonábamos las notas del Himno
Nacional. ¡Que ondee!, pidió una señora a mi lado.
No se imaginan la tensión, no soplaba el viento. ¡Muévete
por favor, muévete!, le pedían algunos. Y ella, complaciente, empezó a moverse,
lentooooooooo, se enroscó y escuché murmullos de desesperanza. Pasaron unos
minutos y se abrió al cielo, la bandera danzaba en el aire junto a los fuegos artificiales,y en la tierra santiaguera había júbilo. Nos abrazábamos entre todos, felicidadesssssss, algunos lloraban de emoción, fue realmente hermoso.
Ideada por Ángel Moya, funcionario de gobierno e instaurada desde 1900 por el primer alcalde de la ciudad, Don Emilio Bacardí Moreau, la Fiesta de la Bandera es una de las tradiciones que nos identifican como pueblo para recibir el año, su movimiento vaticina la bonanza o no de cada nuevo período. ¿Cómo creen que será el 2016?
María de las Mercedes
Rodríguez
Puzo
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