lunes, 6 de octubre de 2014

La Reina, sin trono y sin corona


Es un domingo de octubre, mediodía, y no tenemos deseos de cocinar ni de quedarnos en casa. Mi mamá se antoja de comer pescado, aprovechando el momento y algo de solvencia monetaria decidimos ir por vez primera a La Reina, un restaurante especializado en mariscos.
Higiene, buena música y un aire acondicionado refrescante nos reciben, pero, qué extraño: solo hay dos clientas tomando refrescos, quienes parten minutos después de nuestra llegada. El local queda en la Avenida Victoriano Garzón, muy próximo a Ferreiro, tan céntrico y prácticamente vacío un fin de semana.
La dependienta con trato afable nos ofrece la carta. Leemos el menú. ¿El filete rebosado de qué es?, pregunta mi mamá. De pargo, contesta la chica. Pedimos tres cócteles de camarones, tres filetes rebosados y un arroz a la marinera.
Justo cuando empezaron a llevarnos el pedido entendí el porqué de la poca clientela. El cóctel de camarones tenía dos camarones picados en cuatro. Ante mi reclamo la dependienta responde “¿Qué son 58 gramos?”, como el entrante solo cuesta $8.00CUP hasta jaraneamos con aquello, bueno, todo el mundo ha de sobrevivir.
La ensalada, preparada al parecer para personas de presión arterial muy baja, estaba tan salada que los cristalitos brillaban en las habichuelas. Y el filete rebosado, cuyo gramaje sí no guardaba relación con el escrito en el menú, lleno de masa negra.
“Señorita, ¿el pargo tiene partes negras?”, le cuestiono a la Jefa de Salón. “El filete rebosado está saliendo con bonito”, obtengo por respuesta. “Pero la dependienta me dijo que era pargo”, intento protestar. Silencio… A todo ello debo agregar que el arroz contenía espinas y escamas.
Lamentablemente, escenas como estas ocurren casi a diario en un número considerable de unidades gastronómicas. Lo peor es que la mayoría de los ciudadanos no tenemos la cultura de quejarnos, aunque llamando al administrador o escribiendo en el Libro de Quejas y Sugerencias tampoco se resuelve nada.
El personal se mantiene brindando un mal servicio y la falta de correspondencia entre el gramaje y la calidad de los platos continúa. Nadie escucha el clamor de los comensales.
Por eso, la Gastronomía Especializada Santiaguera acaba de perder tres clientas, y La Reina que siga sin trono y sin corona. Me mudo al sector por cuenta propia, donde los precios son más caros, pero el servicio es ideal, la comida te llena y satisface, y tratan a uno de señor y señorita como ocurre en los paladares Seducente, Yanini´s Pizza, La Terraza y Jardines.

María de las Mercedes Rodríguez Puzo

No hay comentarios:

Publicar un comentario