En
mi penúltimo viaje a La Habana,
por cuestiones de trabajo visité un sitio que nunca imaginé me atraería tanto,
aún cuando su belleza e historias encierran la tristeza de perder a los seres
queridos: el Cementerio de Colón, la mayor necrópolis de Cuba.
Declarado
Monumento Nacional en 1987.
Desde
el 2003 cuenta con una Sala de Arte Funerario.
Y cuenta la leyenda
La Milagrosa: A los ocho meses de
embarazo, Amelia Goyri falleció. Su esposo, José Vicente Adot, la visitaba en
el cementerio, tocaba con una argolla la bóveda para despertarla, le hablaba,
le llevaba flores y se retiraba en actitud de respeto. Se dice que al exhumar
su cuerpo tenía al bebé en los brazos. Hoy muchas personas le piden salud o
fertilidad siguiendo un ritual.
Les
invito a visitar este museo a cielo abierto, donde convergen arte, muerte e
imaginario popular.
María de las Mercedes Rodríguez Puzo
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