viernes, 17 de enero de 2014

Detrás del juego qué hay



Junior Damián se despierta exaltado, llora, y su llanto rompe el silencio de la madrugada, a veces es tan intenso que despierta no solo a sus padres, también a los vecinos más próximos. Su madre, Yordanka Espino Pérez, dice que durante el día el bebé de cuatro meses tampoco duerme bien.
"En la puerta de la casa hay dos mesas de dominó, desde temprano en la mañana hasta que se pone el sol están los hombres del barrio jugando, no tengo inconvenientes en que empleen su tiempo libre de esta manera, pero sí con lo que hay detrás del juego. Malas palabras, groserías entre ellos y en ocasiones hasta con las mujeres que pasan, y ni hablar del consumo de bebidas alcohólicas.

"Les he llamado la atención por el ruido, hasta les he pedido que hablen bajo y no me hacen caso, lo peor es que el niño continua con el nerviosismo", refiere la joven santiaguera, vecina del reparto Portuondo.
Probablemente el problema de Yordanka y su pequeño se repita a diario en múltiples barrios del país. Quizás pasa delante de nuestros ojos como algo común, aunque no es correcto valerse del segundo pasatiempo nacional ni de otro juego para violentar el espacio ajeno y cometer indisciplinas sociales.
Similar ocurre cuando los muchachones practican futbol en la calle: obstruyen el tránsito, gritan, y obligan a los transeúntes a pasar por las esquinas alejadas de la portería; y si se trata de pelota, la situación es peor, todo el mundo debe cerrar las ventanas de las viviendas.
¿Por qué jugar en las áreas no destinadas a ello? ¿Por qué pelear, hablar en voz alta y decir obscenidades en los momentos de esparcimiento? Al hacer estas cosas vamos en contra de las normas para una buena convivencia en sociedad, afectamos la tranquilidad de los demás e inconscientemente nuestra salud.
Tomemos por ejemplo el ruido, cuando es constante y no muy fuerte nos afecta de manera lenta: puede provocarnos alta presión sanguínea, alterar la digestión y producir estrés. Además, reduce la duración del sueño profundo, he ahí su daño en los niños, ya que durante el sueño profundo el cuerpo humano produce las hormonas del crecimiento.
Por otro lado, los que se comportan de manera violenta en cualquier espacio están formando conductas agresivas e irrespetuosas en los más pequeños, quienes ven en los mayores un ejemplo a seguir. ¿Qué hombres y mujeres queremos para el mañana?

No hay comentarios:

Publicar un comentario