jueves, 5 de diciembre de 2013

Retrato en sepia repetido años después



En el cajón verde donde mi abuela guardaba postales, invitaciones y más recuerdos, sobresale una antigua fotografía, pequeñita, amarillenta por el paso del tiempo. Ella tendría unos 20 años, anda con un grupo de jóvenes, todos llevan ropa de campo, posan entusiasmados. El sitio queda en una altura, parece un mirador, con un muro de cemento simulando peones de ajedrez.
Busco en mi memoria el enigmático lugar, se trata de la mayor elevación de una hermana provincia oriental, ubicada a 261 metros sobre el nivel del mar. La vida me ha dado la oportunidad de subirla cuatro veces, la última fue este 21 de noviembre, junto a mi mamá y varios amigos.
Echémosle una ojeada a su historia…
En el año 1790, el fraile Francisco Antonio de Alegría, prior de la comunidad franciscana de Holguín, subió una cruz de madera hasta la cima de "Cerro Bayado" -como se conocía otrora el sitio-. A partir de ese momento tomó el nombre actual, Loma de la Cruz, convirtiéndose en símbolo protector para muchos, depósito de promesas u original ornamento para otros.
Luego, el prior instauró allí las Romerías de Mayo, una fiesta religioso-tradicional española con procesión y misa, para recordar la muerte en el calvario de Santa Elena, madre del emperador Constantino el Grande.
No obstante, su importancia trasciende el ámbito místico, la Loma de la Cruz se consideró durante la colonia española un punto estratégico en la defensa de la ciudad. Durante la Guerra de los Diez Años, se construyó en su cumbre una torre vigía, La Torre de Numancia, que hacia 1895 fue reemplazada por un fuerte con un heliógrafo.  Además, en sus faldas conocidas como el Llano, el Ejército Español fusiló a cientos de patriotas independentistas. 
Tiempo después, el 3 de mayo de 1950, fue colocada una segunda cruz, la primera estaba muy deteriorada. La tercera se puso en los años 90 del siglo pasado, pues un rayo seco destruyó la anterior. Construida de caguairán como la original de 1790, llega a nuestros días para recordarnos la trascendencia del lugar, declarado Monumento Histórico Arqueológico Colonial de la Isla de Cuba.
Contemplar la belleza de la Ciudad de los Parques* desde su mayor altura compensa el esfuerzo físico de subir los 458 escalones, con descansos intermedios y bancos incluidos, que marcan el ascenso a la Loma de la Cruz. Los que no pueden escalar cuentan con una carretera en la parte trasera.
Para dejarles un buen recuerdo a mis descendientes, me hice una foto, quizás mañana parezca en sepia.

*Así se conoce a Holguín
 María de las Mercedes Rodríguez Puzo

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