Fue en el 2005, la profesora Ileana Vargas organizó una
sociedad juvenil para prevenir el VIH/sida en el IPU Cuqui Bosch, donde yo
estudiaba. Después de varios intercambios con promotores de salud, visitamos el
antiguo sanatorio. Los pacientes nos recibieron con alegría, nos mostraron el
sitio, los cuartos y las fotografías de aquellos que ya no estaban.
Comenzó el diálogo, adolescentes al fin íbamos cargados de
inquietudes; ellos, llenos de experiencias y consejos. De momento, una joven
rompió en llanto, tendría unos 23 años, su novio le fue infiel y la infectó. "Cuando
lo supe se me acabaron los sueños", expresó, y su imagen quedó en mi
memoria.
A pocas horas de haber celebrado el Día Mundial de Respuesta al VIH/sida me parece oportuno reflexionar
sobre la epidemia que ha tenido un incremento preocupante en la
provincia de Santiago de Cuba hasta el cierre de noviembre, si la comparamos
con igual período de 2012.
La prevención está: spots televisivos y radiales, y
promoción por todas partes, entonces qué sucede. En busca de respuestas, me
acerco a Erlis Elías García, psicólogo del Programa de Sida en el territorio y
Especialista en la Línea
de Consejería, quien me explica:
-"No hemos realizado un estudio, pero especulamos que
con las ITS y el VIH ha ocurrido un fenómeno de saturación de la información, muchas
personas miran las campañas, los spots y materiales, pero no interiorizan los mensajes, se quedan a nivel
del conocimiento. Vemos que no hay correspondencia
entre lo que la gente sabe y lo que hace.
"Cuando vamos a los centros laborales y estudiantiles
podemos montar un coro sobre cómo la enfermedad no se transmite: mediante el uso
del condón o en una relación de pareja fiel tras haberse hecho un estudio y
saber que no se está infectado. Sin embargo, en la práctica no se cumple.
"Por otro lado, existe el mito de que empezamos una
relación estable, nos protegemos los seis primeros meses y luego como ya nos
conocemos, dejamos de usar el preservativo, y ¿realmente nos conocemos?"
También a nivel social está pasando algo, continúa Erlis. "Hay
una concepción en buena parte de la población de que No me importa porque no me va a matar. Se piensa que el VIH es un
virus, como un catarro, no hay una percepción del daño que causa realmente".
Ahora vienen a mi mente las escenas de películas como Filadelfia, Al filo de la duda, y Esperando
el amanecer, donde nos mostraban el deterioro físico y el sufrimiento de
las personas viviendo con esta enfermedad. Eran conmovedoras e impactantes,
¿crees que nuestros mensajes deberían ser así?
-"Hoy la realidad es muy diferente a la de esas
imágenes. Gracias al tratamiento con antiretrovirales y la preocupación del
Sistema de Salud Pública, en Cuba los pacientes tienen una mayor calidad de
vida. Además, el miedo no moviliza a la gente, debemos trabajar desde los
sentidos.
"Yo tengo experiencia en Consejería, las personas van
porque sospechan haberse infectado en alguna relación sexual, llegan con mucho
miedo y siempre les hago una pregunta: ¿qué pasaría si el resultado fuera
positivo? Ahí la gente aterriza en que les puede tocar."
Una sola relación desprotegida basta para infectarse, por
qué poner en riesgo ese precioso regalo que es la vida. Recordemos que nadie
sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
María de las Mercedes Rodríguez Puzo
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