Esta historia se
las contaré mal: comenzaré por el final, cuando cantamos juntos "Lágrimas
negras", el bolero son de Miguel Matamoros, en la Sala 6A del Complejo Cultural
Heredia, durante la segunda sesión de trabajo del XX Encuentro de Comunicadores
Sociales Caribe 2000.
Aunque el tema no
era precisamente la música, ella nos rodeó todo el tiempo. "La Tercera Edad. Una
animación con sabiduría", ponencia que presentaron Daymí Aranda y
Zurama Monaga, contenía las melodías que encierra la dicha de vivir muchos años.
Las dos
especialistas de la
Comunicación abordaron las deficiencias de la animación
turística en la atención a las personas de la tercera edad como el poco
conocimiento de las preferencias y características de este grupo etario, la inefectiva interacción,
la música inapropiada, las barreras arquitectónicas, entre otras.
La mayoría de los asistentes peinaban unas cuantas canas, así que enseguida fluyó el debate, y
expusieron los problemas que los afectan: precios poco justos, servicios de
alimentación elaborados con exceso de sal, condimento y pimienta; la carencia
de sitios con ofertas musicales de su preferencia, y el trato un tanto
irrespetuoso cuando se asume que han perdido capacidades físicas.
Una de las
participantes comentó: "La vejez nos da la posibilidad de incrementar
actividades, relaciones y proyectos sociales que el ritmo de trabajo antes no
nos daba, tenemos la oportunidad de sentirnos vivos. Es simplemente juventud
acumulada."
Otra persona expresó: "La vida es semejante a un árbol, cada etapa
tiene su belleza, pero solo cuando está viejo, maduro, mayor es que alcanza su
máximo esplendor, cuando sus ramas ya casi tocan el cielo."
María de las Mercedes Rodríguez Puzo
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