Tener hijos, escribir libros o sembrar árboles
están entre las acciones grandiosas que el ser humano puede realizar, la 24
Caravana de la Amistad
Estados Unidos-Cuba Pastores por la Paz eligió este 22 de julio concretar la última.
Junto a miembros de diferentes comunidades
evangélicas y autoridades del Partido, la delegación extranjera plantó en el
Bosque de la Solidaridad
203 posturas de especies maderables y frutales como cedro, caoba, guayacán,
yarúa, bijaguera, mango, anón y tamarindo.
El Bosque, ubicado en la carretera de
Siboney, forma parte de la Faja Hidroreguladora del río San Juan, y quedó devastado durante
el paso
de “Sandy”. Ahora su panorama
cambiará, pues los amigos de la Revolución Cubana, procedentes de México,
Alemania, Canadá y Estados Unidos, pusieron lo mejor de sí en su recuperación.
Vil |
Vil Gil tiene 79
años, vive en Arizona y ha visitado a Cuba 23 veces consecutivas. Emocionado,
refirió: “Estoy aquí plantando árboles, colaborando con la reforestación de
Santiago. Nuestro deseo es ayudar y trabajar con el pueblo, eso se logra en
buena parte al traer a los extranjeros para que vean cómo es la isla, así cambian percepciones erróneas.
“Por ejemplo
mucha gente en Estados Unidos piensa que acá las personas no van a las iglesias
y hemos podido ver que hay una congregación cristiana bastante grande, compuesta
por varias denominaciones.
Vil explicó
además: “El gobierno norteamericano nos prohíbe llevar sus productos como el cigarro,
el ron, las artesanías, pero tenemos mucho para cargar: el recuerdo de un país
donde se cuidan unos a otros, con servicios de salud y educación gratuitos. Tal
vez las casas no estén en las mejores condiciones, puede que se mojen, pero son
sus casas, nadie los va a desalojar. ”
La Caravana contempla otras actividades: un encuentro con vecinos del reparto Sueño sobre el papel de la familia en la formación de valores, visitas a sitios de interés histórico y, acompañando a la Brigada Venceremos, un trabajo voluntario en los edificios en cosntrucción del Bloque C del Distrito José Martí.
María de las Mercedes Rodríguez Puzo
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