jueves, 30 de mayo de 2013

Secuelas, muertes y otros


Justamente a las 2:20 de la madrugada del lunes 27 de mayo me despertó un frenazo, luego un grito de mujer me alarmó, y el estruendo de un choque logró sacarme de la cama a toda carrera y a medio vestir pensando ¡Ay Dios mío, se mataron!

Para dicha de los dos jóvenes y las tres muchachas - en tremendo estado de embriaguez- no hubo lesionados, aunque el Chevrolet verde en que viajaban perdió el frente al meterse contra el poste eléctrico situado en Calle D, esquina Aguilera, por el chofer conducir a exceso de velocidad.

 ¿Resultados? Algunos residentes del Reparto Portuondo estuvieron sin electricidad el lunes, muchos perdimos el sueño, y vi a mis vecinos en ropa de dormir. Si existe alguna fuerza de la naturaleza encargada de propiciar accidentes se mudó al barrio ese día. En la noche mientras los linieros de la Empresa Eléctrica estaban colocando el nuevo poste, un vehículo que no tenía luces – y como el tramo de Aguilera entre las vías Calle Blanca y Madre Vieja está sin alumbrado público desde el huracán Sandy por un cortocircuito – no vio la señalización de tránsito desviado, siguió adelante, deteniéndose al escuchar los gritos de los presentes.

Mi esquina se caracteriza por la ocurrencia a menudo de accidentes que pasan casi imperceptibles, pues no provocan lesiones graves o muertes; no obstante, en su historia recoge tres víctimas fatales: Pineda, el abuelito de Vanesa, atropellado por un camión durante un apagón en la década de los 90, y tiempo después una joven embarazada que iba en una moto cuando un carro se llevó el pare de Pedrera, lanzándola contra una pared.

Los accidentes en general constituyen la quinta causa de muerte en la nación cubana según el informe de la Oficina Nacional de Estadísticas en el 2010, provocando la pérdida de 5,3 años de vida potencial por cada mil habitantes. En ese año se reportaron 10 489, con un saldo de 716 fallecidos y 7 565 lesionados, de los incidentes 887 pertenecían a la provincia de Santiago de Cuba.

La violación de los límites de velocidad por parte de los conductores es causante en gran medida de esta problemática, pero no siempre son ellos los responsables de las colisiones. El sitio web Cubadebate publicó una información el 15 de febrero sobre la incidencia creciente de los peatones en los accidentes de tránsito, y en particular las personas de la tercera edad. En el 2012 los transeúntes participaron en 1238 contingencias, donde perecieron 178 individuos y se lesionaron 1126, incluso propiciaron 698 atropellos.
La Comisión Nacional de Seguridad Vial, citada en el trabajo, explicaba que la accidentalidad en la vía pública constituye la primera causa de muerte entre los cinco y 18 años de edad, y una de las principales hasta los 49.
¿Factores que conllevan al fenómeno? Formas erróneas de cruzar o permanecer en la calzada, el comportamiento inadecuado en las aceras, el cruce entre vehículos parqueados, y el irrespeto a las medidas de protección al bajar o subir a los vehículos.
Los mencionados hechos no solo inciden en el decrecimiento demográfico del país, también producen pérdidas materiales, y dejan secuelas físicas o psíquicas irreparables. Conozco a una señora que desde jovencita solo usa pantalones a raíz de una bicicleta que la chocó y le desfiguró la pierna izquierda.
Por otro lado, la madre de una compañera de la universidad tiene fobia de montar en camiones; se le fracturaron la pelvis, varias costillas y el tabique cuando al camión en que iba con sus parientes, se le zafaron los dados de la barra de transmisión y todos salieron disparados; falleció un conocido.
Algo para no olvidar: seguridad y responsabilidad vial indiscutiblemente van de la mano.
María de las Mercedes Rodríguez Puzo

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