
Dice Peter que no volverá al País de Nunca Jamás, la cosa está dura
por allá, y yo pensaba que en los cuentos de hadas no había problemas
económicos. “Desde que Garfio ganó
las elecciones todo ha cambiado. Mató al cocodrilo,
especie en peligro de extinción, y de su piel obtuvo la materia prima para una fábrica
de zapatos, carísimos.
“Luego, puso al contramaestre Smee como inspector de vivienda y
cobrador de impuestos, quien con su sonrisa y carita de tonto le decomisó la
casa a Tigrilla, pues la chica se
negó a dejarle caer algo”, relata el niño apenado.


El nuevo vecino ya se está
adaptando al barrio, cambió su traje verde por un overall de mecánico. Ahora
arregla carros, motos, bicicletas y hasta patines en su puerta. Lo veo maduro y
asentado, ayudando a Wendy en su negocio. ¿No lo saben? La chica inglesa trabaja
por cuenta propia, montó una cafetería donde vende un flan de leche riquísimo,
hecho con polvo de nuez moscada que le trae Campanita de sus vuelos
internacionales; el hada es azafata en Blue
Panorama.
María de las Mercedes
Rodríguez Puzo
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