Ayer me levanté con un antojo difícil: flan de leche. Lo
primero fue buscar los ingredientes y ahí se puso dura la cosa. Leche, lecheee,
lecheeeee, ¿Mami, no hay leche en la casa? María,
por favor, la dieta de este mes todavía no ha llegado y ya no me queda dinero
para comprarla clandestina, dice mi gorda con rostro cansado.
Bueno, yo pongo los $30.00CUP y ¿los huevos? Abro el
refrigerador, quedan dos, ¿puedo cogerlos? -Uno
solo, el otro es para la tortilla del desayuno de tu hermana-, me grita
desde el cuarto. A mala hora baja Danger (mi perro doberman ligado con
salchicha), va como un loco para dentro del frío y en lo que intento sacarlo se
me cae el huevo, se rompe y el animal se lo come…
Aún hay esperanza, puedo hacer un pudín de pan. En la mesita
de la cocina deben quedar. ¿Mami, dónde
están los panes viejos? -Jorge, el
vecino de enfrente, iba a ser croquetas y los necesitaba-. Ahhh, al menos
me queda el consuelo de comer croquetas esta noche. ¿Mami, de qué serán?
Finalmente la receta
del Flan de leche a la cubana queda
así:
1.
Llénese
de optimismo.
2.
Piense
en el flan de leche que le gustaría comer.
3. Con
perseverancia y cierta solvencia económica puede encontrar los ingredientes
necesarios.
4. Si
los encuentra todos Felicidades,
usted es una persona muy, muyyyyyy capaz.
5.
No
sea egoísta, comparta el flan con amigos, vecinos o conmigo que aún no he
logrado hacerlo…
María de las Mercedes Rodríguez Puzo
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