El primer incidente aconteció cuatro años atrás. Serían las
5:30a.m. Arnoldo salió a tomar café en el puestecito de la esquina, dejando la
puerta abierta. El ladrón entró sigiloso, cogió los cascos de la moto BERJOVINA
y hubiese salido como Pedro por su casa si Elsa no se despierta….
Al verlo, la señora empezó a gritar ¡Suelta eso! ¡Arnoldo corre, un ladrón!, lo persiguió y el hombre
huyó despavorido. El suceso casi era un borrón en la memoria de la anciana
pareja cuando empezaron a ocurrir cosas extrañas.
Primero desapareció el reloj de Arnoldo marca Orient de la
mesita de noche, luego la cartera de Elsa y finalmente el mando del televisor.
Todo en menos de un mes.
¡Arnoldo, te estás
volviendo loco y me escondes las cosas y después no te acuerdas o aquí entra un
ladrón en las mañanas y no me vuelve a coger ni un alfiler!, determinó impasible la señora.
Montó guardia detrás de la puerta durante una semana y el mediodía del 14 de
marzo entró Luis a la vivienda. El tránsfuga llevaba una jaba de yarey, de la
que extrajo un saco de yute, lo desenvolvió y colocó sobre el televisor. ¡Que descaro!, pensaba Elsa, ¡pero se le acabó!, entonces gritó ¡Arnoldo, corre que lo cogí!
El tipo se puso nervioso, temblaba y decía ¡Yo vine a buscar el teléfono! ¡Aquí no hay
teléfono!, respondía la pareja, amenazante con un destornillador en la
mano. Una vecina llamó a la policía y terminaron todos en la estación, donde
descubrieron que Luis era un estafador reincidente del reparto Veguita de Galo…
María de las Mercedes Rodríguez Puzo
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