Me bajé de la guagua y mientras
todo el mundo se dirigió a la iglesia de la esquina, decorada con luces
navideñas, yo me quedé embelesada con el edificio de bohemia arquitectura, al
que entré poseída por alguna fuerza extraterrenal.
Mis retinas estaban capturando
cada pedacito, cada graffiti en la pared, cuando una voz grave y conocida me
sacó del embeleso: Orientala, ¿todavía no
sabes dónde estás? Al ver a María lo supe, estaba en El Mejunje de Villa
Clara, El Mejunje de Silverio, el centro cultural más conocido de la Isla, en el oasis gay de Cuba.
En la década de los 80 los
miembros del Grupo Experimental de Teatro junto a
otros artistas y amigos comenzaron a reunirse en la sede del teatro Guiñol de Santa Clara.
Nació una idea: crear un espacio común para los sábados por la noche; cambiaron
varias veces de lugar hasta apropiarse de las ruinas de un antiguo hotel en la
calle Marta Abreu entre Juan B. Zayas y Alemán, a pocas cuadras del parque
Vidal. Así nació el sitio el 26 de enero de 1985…
Busco en mi memoria algún lugar para compararlo y no lo
hallo, El Mejunje es único en su
estilo, ya sea por el aire inacabado de los ladrillos desnudos, el carisma de
sus trabajadores, la propia energía que genera o su variada cartelera semanal,
destinada a todo tipo de público y preferencias.
Entras a cualquier hora y te tomas un excelente café, si
eres amante de las artes plásticas puedes deleitarte en la galería. ¿Te
gusta el teatro? Ahí tienes la sala Margarita Casallas, en ocasiones también
sirve de cine.
Al otro lado encuentras a María, la portera a la que todos
respetan y admiran, una gente leal, que detrás de su rudeza esconde un corazón
noble. Si prometes portarte bien y pagas la entrada, que nunca excede de
$10.00CUP, te deja pasar.
Caminas dos metros y los coctelitos te esperan en el bar Tacones Lejanos –Almodóvar no podía
faltar en este espacio-. Les recomiendo las piñas coladas con alcohol y canela.
Sobre las gradas, entre dos framboyanes, en un patio al aire
libre, las personas disfrutan la peña de boleros "Arráncame la vida",
el proyecto "Cuando éramos chamas" para recordar la década
prodigiosa, y la fiesta de rockeros. Los jueves llega La Trovuntivitis (peña
de trova), los viernes puede que sea tu "Noche de la buena suerte", y
los sábados es disco gay, aunque entra el que desee.
La cosa se pone buena siempre, pero los domingos tienen su
magia, Ramón Silverio, fundador y alma de la instalación, se convierte en
Carmita y trae invitados. Una noche de diciembre rompe con la tranquilidad de
Villa Clara, se realiza el mayor evento transformista del país, la Alfombra
Roja, en la que desfilan Adelle, Lady Gaga, Haila y
cuanta personalidad esté de moda.
En el 2004, la entidad mereció el Premio Nacional de Cultura Comunitaria, aunque
su mayor logro es ser el mayor espacio sui géneris del país, con las puertas
siempre abiertas.
María de las Mercedes
Rodríguez Puzo
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