¡Que tensión! Ni se imaginan el
corre corre que hubo en mi casa por estos días. Mi mamá llevaba años ahorrando para realizar un motivito sencillo con los amiguitos y familiares
más allegados en honor al decimoquinto aniversario de mi hermana menor, y la
esperada fecha al fin tocó la puerta.
Sacamos cuentas, hicimos la lista
de invitados, siempre pensando en los infiltrados, y concebimos un pequeño
brindis. Todo marchaba bien, hasta que mi hermana asistió a la fiesta de una
compañerita de aula que excedió los límites del hit parade de su escuela. Una
botella de ron con refresco tukola por mesa, varios dispensadores, la compañía Malaika
animando, las quince parejas con trajes malvas -color preferido de la homenajeada-,
y tres buffets (el último incluyó comida), impresionaron a los asistentes.
Llegó mi hermana a la casa, contó
los detalles y en los ojos se le veía el anhelo de una celebración parecida.
"Negra, no puedo hasta allá, pero tampoco lo pasaremos por alto", le
comentó mi mamá. Enseguida bromeé, yendo de lo sublime a lo ridículo con el
siguiente ejemplo: "No, tus quince serán como los de Elizabeth,
repartiremos la cajita del lado de la familia y para los amiguitos solo crema
de vié."
El tiempo pasó demasiado rápido, y
tras buscar los espaguetis para la ensalada fría por todo Santiago de Cuba, el
día antes no los habíamos encontrado. Corre al Marvy, nada, bueno, al menos
sacaron la mayonesa. Vuelve, nada todavía, ¿qué hacemos ahora? ¡Una fiesta sin
ensalada no es fiesta! Llama a Lady Martha en Guantánamo, pídele que los compre
y los traiga, aquí se les pagan. Y ahora, no nos alcanzan los vasitos
desechables, riega la bola, aparecen poco a poco.
En las últimas horas, mi papá
empezó con la cantaleta "La niña debe bailar el vals", nosotras
refunfuñando: "Pero ya es tarde y ni siquiera tiene pareja de baile".
Agarramos a José, el vecinito más bonito, dale un curso intensivo de dos horas
para aprender a marcar el vals, listo, podemos empezar.
Van entrando invitados y colados,
me preocupa el exceso de gente y que las cajitas no alcancen, comenzamos a
repartir. "Faltan los de mi aula", reclama mi hermana. Pica más cake,
extiende la ensalada y coloca pastelitos. Recoge otra vez a Marilyn, la vecina
de al lado, es su tercera caída, está borracha e intenta sonsacar a mi primo Oscar
cantándole muy desafinada. Por favor, alguien la controle.
En la esquina contraria, los
adolescentes bailan La samba de la vida,
todos sonríen un ratico abajo y un ratico arriba. Mi hermana en el medio "da más cintura que un chipojo cruzando
un río", como diría mi jefe. Se ve feliz, está disfrutando su fiesta, nosotros
estamos satisfechos.
Curiosa por el origen de tan alto
acontecimiento, que tanto nos hizo sudar, estuve investigando y en la revista
Muchacha plantean que se
desconoce cómo y cuándo comenzó a ser una práctica tradicional. El
festejo parece guardar relación con una antigua fiesta azteca, de la que se
apropiaron los colonizadores españoles y extendieron a varios países de América
Latina.
"En el caso
cubano, se sabe que hacia 1836 una crónica recogió un tipo de fiesta y baile
público con el que puede asociársele. Tan arraigada es la tradición en nuestra
sociedad que existió, incluso, un sistema nacional que proporcionaba algunos
productos y bienes básicos para la celebración (…) a mediados de los años 80 se
propusieron nuevas formas de festejo como las casas en la playa, viajes
turísticos como la llamada Vuelta a Cuba o a los países socialistas, estas
posibilidades se perdieron con el advenimiento del período especial", refiere el artículo.
Alejándonos de la idea de presentar a la ya no tan niña en
sociedad, pienso que independientemente del gasto económico y energético que
representa celebrar unos quince hoy para cualquier familia cubana, no debemos
dejarlos pasar por alto. Dentro de las posibilidades de cada uno, vale la pena
darle a nuestras hijas, hermanas, sobrinas o ahijadas un grato recuerdo de la
edad de ensueños.
María de las Mercedes Rodríguez Puzo
Muy interesante tu blog. Te invito a que también revises los nuestros, realizados en la UCI, Cuba. Te dejo los enlaces y una descripción de ellos. Puedes colaborar con nosotros si lo deseas.
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Gracias por la opinión y la propuesta
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