Mi amiga Ayma se graduó el año
pasado de Psicología, carrera que le apasiona sin medidas. Aunque tenía un buen
número en el escalafón, la ubicaron como psico-pedagoga en la escuela
secundaria de un poblado a las afueras de Santiago de Cuba.
El rol que juega en su centro
laboral no se acerca a lo que soñó durante su vida estudiantil. Confinada al
saloncito de los medios audiovisuales, le toca cuidar los grupos cuando algún
profesor se ausenta. Lamentablemente, Ayma no es la única que sufre
frustraciones profesionales, hoy un buen número de psicólogos enfrentan
problemáticas similares.
Hace unos días me invitaron a un
taller de la Sección
de Psicología Organizacional en el territorio, y el 90 % de los especialistas
allí presentes habían cambiado al menos dos veces de trabajo. Además, en su
discurso aprecié una gran inconformidad por el perfil que se les asigna en las
empresas.
Selección del personal, organización
del subsistema de atención al hombre, auditorias, realización de diagnósticos
de capacitación para cuadros, promoción de productos, y evaluación del
desempeño se hallan entre sus planes de actividades.
Además, se suman a la lista de
desencantos situaciones que laceran la vocación como la carencia de condiciones
de trabajo idóneas, la falta de apoyo de la dirección o administración, y la no
valoración de los resultados psicológicos para ser comprendidos en las
entidades, donde se priorizan los resultados económicos.
Todos ellos dados por el
desconocimiento de las funciones y del alcance de ésta ciencia que aborda el
estudio de configuraciones psicológicas en el interior de las organizaciones, y
su impacto en la salud mental de directivos y empleados.
En Cuba, la carrera, nacida en 1961,
se orienta desde el diagnóstico de las situaciones en la empresa hasta
estrategias de intervención y prevención. A la vez, abarca múltiples variables
socio-psicológicas como cultura organizacional, cambio, conflicto laboral,
motivación, roles, clima, comunicación, relaciones interpersonales, toma de
decisiones, trabajo en equipo, etc; en función de los valores propios de
nuestra sociedad.
Me parece muy triste estudiar toda
la vida para al final terminar en un sitio que nada tiene que ver con uno o
pasársela en las sombras porque nadie quiere ver tu luz, no obstante, los
buenos psicólogos como mi amiga Ayma han de imponerse, dignificando su
profesión en cualquier sitio.
A ellos, que este 13 de abril
celebrarán el Día de la Psicología Nacional,
recordando el nacimiento de Enrique José Varona quien difundió el apego a la
ética y a la creatividad humana en la tierra caliente, mil felicitaciones.
María de las Mercedes
Rodríguez Puzo
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