viernes, 12 de abril de 2013

¿Qué hace a Ayma infeliz?


Mi amiga Ayma se graduó el año pasado de Psicología, carrera que le apasiona sin medidas. Aunque tenía un buen número en el escalafón, la ubicaron como psico-pedagoga en la escuela secundaria de un poblado a las afueras de Santiago de Cuba.
El rol que juega en su centro laboral no se acerca a lo que soñó durante su vida estudiantil. Confinada al saloncito de los medios audiovisuales, le toca cuidar los grupos cuando algún profesor se ausenta. Lamentablemente, Ayma no es la única que sufre frustraciones profesionales, hoy un buen número de psicólogos enfrentan problemáticas similares.
Hace unos días me invitaron a un taller de la Sección de Psicología Organizacional en el territorio, y el 90 % de los especialistas allí presentes habían cambiado al menos dos veces de trabajo. Además, en su discurso aprecié una gran inconformidad por el perfil que se les asigna en las empresas.
Selección del personal, organización del subsistema de atención al hombre, auditorias, realización de diagnósticos de capacitación para cuadros, promoción de productos, y evaluación del desempeño se hallan entre sus planes de actividades.
Además, se suman a la lista de desencantos situaciones que laceran la vocación como la carencia de condiciones de trabajo idóneas, la falta de apoyo de la dirección o administración, y la no valoración de los resultados psicológicos para ser comprendidos en las entidades, donde se priorizan los resultados económicos.
Todos ellos dados por el desconocimiento de las funciones y del alcance de ésta ciencia que aborda el estudio de configuraciones psicológicas en el interior de las organizaciones, y su impacto en la salud mental de directivos y empleados.
En Cuba, la carrera, nacida en 1961, se orienta desde el diagnóstico de las situaciones en la empresa hasta estrategias de intervención y prevención. A la vez, abarca múltiples variables socio-psicológicas como cultura organizacional, cambio, conflicto laboral, motivación, roles, clima, comunicación, relaciones interpersonales, toma de decisiones, trabajo en equipo, etc; en función de los valores propios de nuestra sociedad.
Me parece muy triste estudiar toda la vida para al final terminar en un sitio que nada tiene que ver con uno o pasársela en las sombras porque nadie quiere ver tu luz, no obstante, los buenos psicólogos como mi amiga Ayma han de imponerse, dignificando su profesión en cualquier sitio.
A ellos, que este 13 de abril celebrarán el Día de la Psicología Nacional, recordando el nacimiento de Enrique José Varona quien difundió el apego a la ética y a la creatividad humana en la tierra caliente, mil felicitaciones.
María de las Mercedes Rodríguez Puzo

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